Enterraremos nuestros muertos al amanecer. Habrá tregua y los cuchillos dormirán dispensados del brillo de la luna
Cuando el sol al fin anime mi corazón desgarrado por la batalla me alejaré sin vergüenza. El dolor corregirá todas mis palabras, hogar ahora significará hogar. Olvidaré las abstracciones que empiezan con mayúscula.Se escuchará por última vez mi nombre (un grito apenas en la llanura)
Desertor, resumirán frente al fuego. Tres Furias exigirán sangre por perjurio, Tres Furias pretenden de mí lo que nunca estuve dispuesto a dar. Este es mi plan personal de fuga. Los muertos poblarán tu castillo. Lejos de mi huerta. Y de mi amor.
viernes, 23 de marzo de 2012
Aun así habitaban los seres aquellos páramos, mendigando pequeñas palabras y compañía. Me acerqué a uno de ellos, él dijo: la maravilla no es transferible / la desesperación no se comparte. Yo razoné su desvarío y respondí: entonces sólo resta la vibración y el recuerdo y la analogía. Empatizar -se sabe- es cosa de dioses y la cordialidad duda de sí misma en toda boca. "Bello razonamiento, y sin embargo ¿Por qué te preocupaste entonces lo que un sol dura?" - preguntó sonriendo. Y en verdad tenía razón ¿valía la pena? Toda existencia se basta a sí misma, toda acción se dramatiza desde un drama personal. Todo el mundo es entonces un escenario de bellas tablas y los acompañantes un público fiel a la espera de la grandilocuencia y la afectación extática. "¿Esperabas una disculpa?" agregó con mordaz ironía. Callé pensativo, qué tristes estos páramos, qué solitarios aquellos seres.
hoy llueve mucho, mucho, y pareciera que están lavando el mundo mi vecino de al lado mira la lluvia y piensa escribir una carta de amor/ una carta a la mujer que vive con él y le cocina y le lava la ropa y hace el amor con él y se parece a su sombra/ mi vecino nunca le dice palabras de amor a la mujer/ entra a la casa por la ventana y no por la puerta/ por una puerta se entra a muchos sitios/ al trabajo, al cuartel, a la cárcel, a todos los edificios del mundo/ pero no al mundo/ ni a una mujer/ni al alma/ es decir/a ese cajón o nave o lluvia que llamamos así/ como hoy/que llueve mucho/ y me cuesta escribir la palabra amor/ porque el amor es una cosa y la palabra amor es otra cosa/ y sólo el alma sabe dónde las dos se encuentran/ y cuándo/y cómo/ pero el alma qué puede explicar/ por eso mi vecino tiene tormentas en la boca/ palabras que naufragan/ palabras que no saben que hay sol porque nacen y mueren la misma noche en que amó/ y dejan cartas en el pensamiento que él nunca escribirá/ como el silencio que hay entre dos rosas/ o como yo/que escribo palabras para volver a mi vecino que mira la lluvia/ a la lluvia/ a mi corazón desterrado/
Solía resumir su vida en la primera conversación. Esto ocurría todos los viernes, mientras yo variaba las formas de interactuar ebrio con las mujeres o los recuerdos. La imagen es por lo demás odiosamente familiar: Vasoboca, esquina, conversación risa y proxémica y kinésica. En otra esquina yo pensaba: Oye, hablar con él es como saber antes el final de la película. Solía felicitar al espejo luego de mear Saber el final, qué hueá más brillante.
En las mañanas mientras pasaba la caña discurría sobre su imagen y sobre otras cosas como el contenido de la falda de fulana como la sonrisa ebria de fulana peregrina y azarosa como un pájarito Las conclusiones más o menos eran así: a. No resulta igual que antes hacerse el misterioso. b. No hay por qué amigarse tanto con un rincón. c. b. Nadie se compra la racionalización de ebrio despechado.
Sobre mi amigo erigía resultados parciales: Un esclavo de su Ello. Un artesano, una pantera, la sutileza hecha carne. Puta el culiao jote, concluía con sentimientos encontrados.
Pero el drama repetido de su vida narrado en cada presentación me subyugó debo decirlo como si fuera algo importante
Fue cuando contaba por enésima vez cómo el tren de Hualqui y la cicatriz de su frente y la madre que lloró por su pequeño
En la tarde había visto una película de samurais y Fulana habló mucho de Gandhi como si fuera de aquellas cosas indiscutidas: "Lo que haces es lo que eres" todos se miraban con cierto orgullo odioso y recordaban los buenos días de protesta estudiantil
Comprendí que era de suma justicia de feliz economía que mi amigo resumiera los hechos de su vida en la primera conversación e incluso encontrara una interlocutora linda que hablara tales códigos y devolviera una lista de cositas un prepicado un manual de lo que ella misma era
Qué sería si no hiciera lo que hago? me pregunté si no tomara los viernes? si no caminara todos los días al trabajo?
Un tarde inconciente -le escuché decir a mi amigo y esto -señalando su cabeza luego bebió su piscola mientras buscaba un tema en el youtube
domingo, 4 de marzo de 2012
Tal vez a nuestra muerte el alma emigre: a una hormiga, a un árbol, a un tigre de bengala; mientras nuestro cuerpo se disgrega entre gusanos y se filtra en la tierra sin memoria, para ascender luego por los tallos y las hojas, y convertirse en heliotropo o yuyo, y después en alimento del ganado, y así en sangre anónima y zoológica, en esqueleto, en excremento.
Tal vez le toque un destino más horrendo en el cuerpo de un niño que un día hará poemas o novelas, y que en sus oscuras angustias (sin saberlo) purgara sus antiguos pecados de guerrero o criminal, o revivirá pavores, el temor de una gacela, la asquerosa fealdad de comadreja, su turbia condición de feto, cíclope o lagarto, su fama de prostituta o pitonisa, sus remotas soledades, sus olvidadas cobardías y traiciones.
Allá por la costa de la séptima región y acá cuando volví de mi viaje le he entregado varios pensamientos a esa caja de hace 20 años. Por supuesto el final de la historia se puede anticipar: un día alguien bajó la caja del modular y la dejó destapada encima de la mesa del living. Así la encontré: dentro de ella había un set de copas muy bellas (ahora que lo pienso) y sin embargo oscuras y tenebrosas para mí... ¿qué tipo de brujería me arrebató el juguete que fuera de toda duda debía encontrarse ahí? ¿Habrán cambiado el contenido y ocultado en otro lugar? Muchas dudas por el estilo, las cinco etapas de la muerte con aceptación al final... en definitiva, la primera desilusión y una de las primeras lecciones trascendentes de las que tengo memoria.
Se me ocurrió pensar que mi vida ha estado llena de ese tipo de cajas. Pero decirlo así suena más trágico de lo que realmente me gustaría expresar... no apunto al sentimiento patético de la vida llena de desilusiones... sólo siento en lo personal que esa caja (no esa caja, pero digamos "Esa Caja") se encuentra en la sustancia de mi pensamiento... tal vez sea algo religioso o estético, o tal vez tenga que ver con una antigua idea de amor y la búsqueda.
Así, leí por ahí a propósito de los límites de la razón: "No le queda otra posibilidad al hombre de 'creer', ya que los ideales de la razón no tienen el poder de las Ideas Platónicas, que moldeaban el conocimiento y la esencia de la realidad de acuerdo a formas puras trascendentes"
Lo sé... "Por la razón no se conoce sino que se piensa", pero al final de todo... resulta simplemente que las cajas están ahí para hacerme avanzar. Si alguien quiere venir y contarme qué hay realmente dentro lo recibiré con alegría y cariño. Aun es muy probable que le diga Oye, pero también podría haber un juguete.
picking apples for the queens of things I have never seen.
"(...) A lo mejor después, cuando gire en redondo y entre en el piso alto de su casa, en su vida doméstica y diaria, comprenderá que también allí había que mirar muchas cosas en esa forma, que también en una boca, un amor, una novela, había que subir hacia atrás."