Hoy fue un día adorable, un día que mal puede reprocharle una sonrisa melancólica a quien preguntaba por ti de madrugada, oh, no se puede exigir tanto. Pero aún así, mi querida, balancear el paraguas (necesario por sólo 4 cuadras), amanecer mientras todo lo demás anochecía... y no, no es lo que quería decir, tampoco esa señora de las sopaipillas con zapallo y aun humeantes, ni cargar el celular, preguntar por cafeteras y otros fetiches pospuestos en esos negocios interminables de maipú y freire. Tal vez esto de elegir en la galería alessandri las libretas que prometen ordenar la vida, esa gran palabra que se detiene frente a los escaparates de libros, comprar audífonos por fin, un par de pilas alcalinas. Luego llamar, concertar citas en facultades extrañas, tomar un café y un alfajor, conversar la vida, descomponerla, ordenar mi caos... no hablar de ti. Oh, fue un día adorable.
a contrario sensu
ResponderEliminarbacán :)
ResponderEliminarNo hablar es tampoco invocar al pensamiento, no atraer el nombre a la boca, no gesticular, no torcer el cuello del recuerdo para que nos mire, y se acuerde...y sepa que existimos y estamos dispuestos para él.La continuidad, la fuerza que se invoca de la voluntad. La fuerza que nos mantiene asombrados de lograr un propósito que pensábamos lejano. Eso es lo que me parece excelente de tu día memorable.Aparte de como lo dices, claro
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