martes, 24 de mayo de 2011

El hombre de los bellos ojos (Ch. Bukowski)


cuando éramos chicos 
había una extraña casa 
todas las cortinas estaban 
siempre 
bajas 
y nunca oíamos voces 
adentro 
y el patio estaba lleno de cañas 
y nos gustaba jugar en las cañas 
a que éramos Tarzán 
(aunque sin ninguna jane) 
y había un estanque de peces 
grande 
lleno de los peces 
más gordos que hubiéramos visto 
y eran mansos 
venían a la superficie del 
aguay agarraban pedacitos 
de pan 
de nuestras manos. 
nuestros padres nos habían 
dicho: 
¨no se acerquen a esa casa¨ 
así que, por supuesto, 
lo hacíamos. 

nos preguntábamos si alguien 
vivía ahí. 
las semanas pasaban y nunca 
veíamos a nadie. 

pero un día 
escuchamos una voz 
desde la casa 
¨¡PUTA DE MIERDA!¨ 

era la voz de 
un hombre. 

entonces la puerta 
de la cocina 
se abrió de golpe 
y un hombre salió. 

tenía una botella de whisky 
en la mano derecha 
y más o menos 30 años. 
un cigarrillo 
colgaba 
de su boca 
y necesitaba afeitarse. 
su pelo estaba 
salvajemente revuelto 
y andaba descalzo 
en camiseta y pantalones. 
pero sus ojos 
eran 
brillantes. 
encandilaban 
con su brillo 
y nos dijo, 
¨hey, caballeritos, 
espero que están 
pasando un buen rato¨. 

entonces se rió 
y volvió a la casa. 

nosstros nos fuimos 
de vuelta al patio de mis padres 
y pensamos sobre eso. 

nuestros padres, 
decidimos, 
nos querían alejar de ahí 
porque no querían 
que viéramos a un hombre 
como ése, un hombre 
fuerte y natural 
con 
bellos ojos. 

nuestros padres 
estaban avergonzados 
porque ellos 
no eran como ese hombre, 
por eso nos querían 
alejar de allí. 
pero volvimos 
a aquella casa 
y a las cañas 
y a los mansos peces. 
volvimos muchas tardes 
durante muchas 
semanas 
pero nunca 
vimos 
ni oímos 
al hombre de nuevo. 
las cortinas estaban 
bajas 
como siempre 
y todo estaba quieto. 

entonces un día 
mientras volvíamos de la escuela 
vimos la casa. 

se había incendiado, 
no quedaba nada, 
solo unos cimientos negros 
chamuscados y retorcidos 
y fuimos al estanque 
y no había agua 
y los peces gordos y naranjas 
estaban muertos ahí, 
secándose. 

volvimos al patio de mis padres 
y hablamos sobre 
eso. 
y decidimos que 
nuestros padres habían 
quemado la casa, 
y habían matado 
a los peces 
porque todo 
era tan bello, 
incluso el bosque 
de cañas habían 
quemado. 
habían tenido miedo 
del hombre 
de los ojos 
bellos. 

y nosotros tuvimos miedo entonces 
de que a lo largo de nuestras 
vidas 
cosas como ésa 
sucedieran, 
que nadie quisiera 
que otro sea 
fuerte 
y bello, 
que nunca lo permitirían, 
y que 
mucha gente 
tendría 
que morir. 







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