En este momento estoy rodeado de libros y revistas literarias. No, no es una metáfora, no es algo como "Tengo una orquesta en mi cabeza"... es en serio: ESTÁ la cagá en todas partes, EXISTE un descomunal desorden materializado con radiohead de fondo y el atardecer mierdero de un domingo de Talcahuano. Las cosas estaban sin embargo tranquilas hace unas 5 horas: buscaba poemas para la amante sofista, escuchaba música... el plan incluía bosquejar los blogs para la Caja de la Buena Fe, comer helado de chocolate con nueces y bajo ninguna circunstancia bañarme... en fin, cosas en las que soy bueno, un domingo, con tiempo y sol. Ferpecto.
De improviso (no, en verdad, pero me gusta iniciar así el párrafo), Jaime me pidió que terminara de imprimir su novela, impresión que por falta de tinta en su departamento había quedado coja de 200 páginas. El tema es que acá también agoté la tinta imprimiendo ciertos mails que me inspirarían en el guión de una lectura poética (que también está coja de la mitad). Jaime Troll face: "tu hermana dijo que había otra impresora". Claro, una Brother que le regalaron por comprar un netbook, una máquina láser con tóner y capacidad de tres mil impresiones y muchas lucecitas, una weá bacán. Una weá bacán que había que instalar.
El problema, y para narrar cómo llegué a este texto y a este penúltimo momento del día (porque aún tengo que ordenar, caramba), es que "la pieza de estudio" de mi casa... bueno, algunos la conocen. En verdad se le puede llamar a cualquier cosa "la pieza de estudio de mi casa" con tal que tenga muchos libros y un computador; ese es el requisito fundamental, puedes guardar cadáveres mutilados, tener la caja de arena de tu gato, no importa; si tienes un tarro y libros, listo: Pieza de estudio. En la nuestra tenemos una bicicleta de spinning, dos computadores semimuertos, una cama para borrachos siemprelista, dos cajas des-desembaladas, un teléfono, tres bolsas bajo la cama con papeles que me imagino son importantes, cuatro peluches, una foto de Nicanor Parra, y TENÍAMos dos libreros con... libros. Ahora hay uno. Es como un gimnasio intelectual, una pieza para huéspedes con insomnio. No se puede (claramente) meter nada más acá, menos una impresora bacán. Por eso no quería instalar la weá.
El tema es que yo estimo a Jaime. Y su novela está rebuena (le dieron una beca de creación de hecho). A las novelas hay que corregirlas antes de editarlas.
Y es domingo. Y me dije: "Qué diablos" (no en verdad, pero suena bien) "Hay tiempo, hay sol, hay discografía de mecánica popular, lados bes de radiohead" y agregué "Ánimo, Mauricio Medel" (tampoco dije eso). Así que planifiqué las cosas. Los que hayan venido a mi casa pueden imaginárselo. Para meter una impresora había que enrocar ciertos muebles y su amplio contenido.
Plan:
Primero. Lo más lógico era ir al baño con el manual de la Brother, porque en mi vida he lidiado con una impresora láser y porque tenía ganas de ir al baño. Listo. Estudiado, aprendido: soy un maestro de la pirotecnia.
Segundo. Lo que nunca hice desde que llegamos: llevar el librero blanco de la pieza de estudio a MI PIEZA, con MIS LIBROS.
Tercero: Llevar "la mesa de noche" de MIS NOCHES a la pieza de estudio, para poner la impresora en el espacio místico que se acabare de abrir en el caos.
En este punto de las cosas algunas acotaciones: Decir "mesa de noche" es la misma mierda que decir "pieza de estudio". Cualquier weá que esté al lado de la cama y donde uno deje aquello que en el día deja sobre la cama... es mesa de noche. Uno se imagina un portavasos y una lámpara, un cajón con llaves y condones. El diario de vida. Yo en verdad tenía una mesa de computador como mesita de noche. La compramos cuando vivíamos en el departamento de Conce y no tenía cajones, pero sí esa tabla corrediza para el teclado y siempre cinco o más libros de cabecera y dos libretas.
Moví las cosas... todo estaba lleno de polvo porque es difícil hacer aseo en una pieza multifuncional con muchos cables y muchos rincones. Barrí dos arañas muertas del rincón, eran arañas de rincón supongo.
Hice full aseo al espacio sin librero. Hice full aseo al espacio sin mesita. Le pasé trapos viejos con menjunjes raros y lustramuebles al librero. Limpié los cables del computador que siempre tienen cera, no sé si eso les pasará a todos (?). Reposicioné, Reconecté, Relimpié. Puse la impresora, instalé los tóner, metí los cedés de instalación, conecté los cables, imprimí páginas de pruebas. Quedó tiquitaca.
Pero... en el estudio aun quedaba un veintisiete efe. Todos los libros estaban encima de la cama de los borrachos. Las revistas literarias en el piso. Y el polvo.
Limpié los libros con un calzoncillo viejo (para la suerte). Nunca se vieron mejor. Ahora... piénsenlo dos veces si quieren pedirme libros prestados.
y... me voy a hacerme un café...
Radiohead de fondo siempre es bueno para hacer cualquier cosa, aunque sea para ordenar veintisietes efes como mi cumpleaños.
ResponderEliminarYo también soy buena en eso de no bañarme y comer, pero hoy fue mucho lucho y mi pelo está, en consecuencia, reluciente.
ResponderEliminarOjalá lo estés pasando bien en La Cumbre del Fomefolk :) (troll jajaja)
=)