lunes, 3 de octubre de 2011

Luciérnagas en la cabeza



Se volvería tu carne un nido de esperas
dos pájaros tristes surcarían tu rostro
y se esconderían los peces
de tu sonrisa plateada
yo apagaría la luz, mi hermosa
dejaría un libro de lado y apagaría la luz
sin dramatismos de tragedia barata
cerraría mis ojos
en un gesto heroico
ya no para temblar al besarte
ni para intuir el sol de tu estómago desnudo
también te harías la dormida
prefieres evitar la palabra absurda 
que subraya los silencios
Entonces yacerían los cuerpos
a una distancia doble
como grises pájaros en picada
Y me habrían arrebatado 
las bellas luciérnagas 
que envolvían tu pelo hasta el alba



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