lunes, 20 de diciembre de 2010

Manifiesto: Inmortalismo poético.



Necesito sólo entornar la mirada
para que todos los rostros sean el mismo
para que todos ustedes me sean lo mismo.




Manifiesto del Inmortalismo poético



Creemos firmemente en el plagio. Si nadie se baña nunca en las mismas aguas (nos gritaban, con una alegría que -sin saberlo- no les pertenece) tal argumento es vano si el mismo acto de bañarse se repite mil veces, si el baño es arquetipo y símbolo de cartarsis y bautismo e iniciación y la catarsis teatro y si el teatro al mismo tiempo es la vida, mil veces declaramos que la vida misma es sólo una, y va de la cola a la cabeza y de la cabeza a la cola.


No se confunda lo anterior. Los más elevados valores que propugnamos son la creación, la originalidad y la verdad. Defendemos el pensamiento analógico y su correspondientes tropos, la metáfora y la comparación como la base de toda vanguardia poética. Lo anterior es inexacto sólo en el punto en que la vanguardia no existe, sólo la reordenación y los péndulos; la carga y descarga de los polos atraídos y viceversa. La vanguardia es mente ilusoria, un reforzamiento para el ego de los poetas que se creen pequeños dioses.


No desmerecemos la libre asociación de ideas, el pensamiento lateral y el pensamiento mágico como otras formas de inspiracion y creación literaria. Tampoco las figuras y técnicas respectivas, que a su cargo tienen las formas y los sonidos (fluir de conciencia, monólogos interiores, sinestesias, elipsis, aliteraciones, etc.): Todo tiende a la estética y la estética en último orden artístico se asemeja a la música que a su vez lleva en sí mismo el sustrato mismo del universo. La inspiración, la partitura y la ejecución. El uno, el dos y el tres. El padre la madre y el espíritu santo. Lo mental, lo anímico y el plano físico.  En efecto, toda realidad, pensamos, es suceptible de dividirse en tres planos.


Sin duda propugnamos que el único ser digno de plagio es la Naturaleza, que es la primera depositaria del lenguaje analógico, la primera capaz de crear especies no idénticas, copos de nieve iguales pero únicos a la vez. El plagio, entonces, no es equiparable bajo ningún respecto a un hiperrealismo de principio de siglo, pictórico o literato. Su base es inductiva, no deductiva.


De la obra de Borges y los estudios de Jung: El inmortal es a la vez toda la humanidad, porque en su tiempo infinito guarda todas las posibles situaciones, dramas y comedias del pasado, presente y futuro. El arquetipo es la única construcción que guarda el lenguaje simbólico de la imortalidad, el lenguaje analógico. Es al mismo tiempo nomenclatura del universo y de los sueños. Los arcanos del tarot son expresión y desarrollo del inconciente colectivo, en un tiempo mítico, o lo que es lo mismo, fuera del tiempo, lo que es igual, en un tiempo inmortal.


En este sentido toda obra literaria no es sino repetición de la mitología y de la religión en un sentido gnóstico. Todo drama humano es un pálido reflejo (pero reflejo al fin) de estas ficciones. Pero la realidad a menudo las supera.

La Qabalah no es más que un jeroglifo que se anticipa desde la abstracción a todas las posibilidades dentro del esquema del ser humano. El ser humano por la lógica hermética es al mismo tiempo el universo, y el universo es impresión de la imajen y semejanza de dios. Por lo tanto la Qábalah, esa rayuela premeditada de facetas humanas, es la forma de conocer al ser humano, al universo, y finalmente llegar al Innombrable. En teoría, todo sigue sólo la estética del Inmortalismo Poético, que no es más que una forma física de expresar la inpiración divina.


Desdeñamos al budismo como religión fundada en el extremo nihilismo, porque la vía para llegar al Todo sacrifica dos de los tres planos elementales para llegar al divino. Desdeñamos el maquiavelismo y el hedonismo como vía de llegar al Uno, porque desecha al mismo tiempo dos de los tres planos elementales para llegar al Físico, a las básicas pulsaciones, y de esa manera creer acceder al Todo por vía analógica. Desdeñamos el cristianismo en su burda interpretación literal de la poesía bíblica.


El Inmortalismo Poético no es un movimiento en estricto sentido, porque lo abarca todo, sin necesidad de fluctuar y navegar la materia.


En un sentido inmortal, no es necesario más que un integrante: quien suscribe.


Pero el Yo no es más que la expresión de todo (Estas palabras se han dicho antes y se seguirán repitiendo hasta el fin). Pero también la Totalidad, según uno de los principios herméticos, es correlativo al Yo y por lo tanto, miembro honoríficos de este no-movimiento. Sin saberlo, entonces, todos somos poetas inmortales.


Y yo: yo en verdad sólo en cuanto humano soy necesario y divino.


En resumen... fundamos un movimiento que no es tal. Basado en ideas que no son nuestras. Plagiando la naturaleza que en sí misma no necesita de ninguna infeliz copia bastarda. Con argumentos que se eliminan a a sí mismos.


Nada de lo dicho es arbitrario. La expresión del todo y del único no hace necesaria palabra alguna. Este movimiento nunca existió.








M.


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