Ya, si todo lo que he dicho es ridículo y cotidiano y fome. Y en este punto nadie lee. PERO lo que en verdad quería decir sobre mi tarde esforzada es aquello del orden... oh, el orden... de mis libros. Redescubrí ese apasionado fetiche que es ir a lugares excéntricos, buscarlos, acariciarlos, olorozarlos. Ir a la feria de libro leído y pasar mi mano por cada uno de esos títulos llenos de gripe porcina para sentir su pulso, su pasado, su voz tierna que me dice "Llévame contigo... soy SEXY".
Leerlos, mimarlos, comentarlos, saber siempre cuándo y dónde los compré. Ordenarlos. No, no estamos solos. Los amo a ustedes malditos incógnitos que en este momento dicen "oooooooooohh, es la zorra hacer esooo, wuaaaaaa". Y cosas así. Espero.
Entonces: estoy aun rodeado de los libros que no he ordenado (nunca tan zángano, igual tengo todo casi casi). Ah, y revistas. Y ya no es tarde sino noche, y Jaime espera su hojas. Así que...
Pero, pero... el fetiche, sísisisi.
El librero blanco (ese del depa) ahora instalado en mi pieza, removido de la Pieza de Estudio (sic, creo) se separa en 8 espacios. Reordené en ella mi modesta pero pero amada biblioteca personal.
En el primer espacio coloqué mis libros fetiches. Dos de Juan Emar, tres de Hesse, El Mito del Eterno Retorno de Elíade, una no despreciable tanda de Papini. La Insportable Levedad del ser y La Broma de Kundera... Dino Buzzati, oh, tú, hijo de puta. Dos libros de Silvina O'Campo y los cuentos completos de Benedetti, cuyas hermosas ediciones compensan mis dudas por ciertos pasajes de su obra.
En el segundo coloqué una corrida entera de Cortázar, y una incipiente de Borges, que pretendo completar con el pasar de los años. La infancia de un jefe (que a todos les gustó). La poesía de Juan Gelman, narrativa de Casares. García Marquez, Monterroso, Vargas Llosa, Sábato, Galeano. Residencia en la Tierra. Literatura del boom. Oh, el primer libro de Monterroso que leí fue una de esas ediciones chiquititas de Alianza Cien, El eclipe y otros cuentos. Ahí sale Movimiento Perpetuo y fue el libro con el que inicié conversación con una persona que fue mi vida misma en aquellos años del colegio. En la vorágine del la pieza de estudio saltó como un gato a la cara, y lo tomé con una amplia sonrisa. Los libros nunca se ordenaron bien después del terremoto, sólo se hicieron espacio en la posición que fuere, por eso tanta clandestinidad de sus títulos, por eso tanto reencuentro.
En el tercer espacio puse libros de escritores chilenos, empezando por mi madre, por el Jaime, y Juan Mihovilovich. También Paulina Ibieta, Tito Matamala, muchos regalados y autografiados. Luego Vallejo, Skármeta. Y algunos poetas.
El cuarto era un "espacio ñoño" digamos. La colección de Tolkien, Silmarillion y Hobbit incluídos. Drácula y Frankenstein. Ray Bradbury y Wells. Thomas Harris. Conan Doyle. Muchos buenos recuerdos. NECESITO tener de vuelta mis Asimov, prestados sin mucho consentimiento. Asimov es la cumbia... Imprescindible de todos los tiempos: La Última Pregunta (cuento). Lectura obligatoria.
El tercer nivel es variado. Tolstoi, Chéjov, Antologías de cuentos, algunos premios Nobel. Mucho teatro: Ionesco, Shakespeare y Moliere. Y una amplia colección del arte de las tablas cuya procedencia nunca entendí bien en todo nuestro despelote, pero dio a parar en mi pieza. Es una editorial bonaerense (Losada) con muchos títulos. No los leo aún.
Y en el último nivel: claro... lo jurídico, manuales viejos. Mucho libraco antisísmico para equilibrar el mueble.
OLÉ.
Cosas que vale la pena destacar:
0.- Sobre el mueble se ordenaron los libros místicos de los chakras, de tarot y otros títulos exóticos de la vida. Además, dos libros prestados: uno de Sherlock Holmes y El conde de Montecristo. Y revistas que me robé.. había una edición hermosa de Seix Barral: Sábato en fotos y fragmentos, con un cd con su voz. Y un cancionero de Victor Jara, de la fundación ídem.
1.- Encontré entre las Revistas Literarias varias de la serie "Club de amigos de la ópera". Son ediciones muy muy autogestionadas y petisas, con títulos tales como Carmen, Nabucco, Las bodas de Fígaro, con el texto original y la traducción al español. Una weá linda, derechamente.
2.- Entre los míos hay dos principitos y dos narraciones extraordinarias. Encontré al fin un cd que me había regalado el Andrés y que no sabía donde puta estaba. Encontré dos revistas donde han publicado mis cosas. Una antología de cuento donde sacamos mención honrosa con la Camila, libro que le pedí me autografiara/dedicara. Creo que es el concurso donde ganó la amiga de la Pina.
3.- Partiendo de la base que hay varias bibliotecas en diferentes puntos de la casa, ahora tenemos una zona neutral en la pieza de estudio. En mi pieza está la mía. Donde la Jana la suya (que tiene mejores títulos, como Pizarnik, Idea Vilariño). En verdad, los mejores, los libros con los que rayo la papa han sido casi siempre han sido de la Biblioteca de la Jana, o del Jaime (Que tiene una Biblioteca "B" la raja). Ahora bien, no sólo reordené mi pieza en relación al estudio, sino también al estudio en relación a sí mismo. Ahora hay una cierta coherencia en sus filas. Y un kilo de poetas anónimos. Sí, somos crueles.
4.- Habían revistas literarias de al menos cuatro países. Es la cagá. Hay también varios de esos libros de tapa dura biblioteca salvat del año del cohete y de los doors. Las imágenes son terrible de vintage.
5.- Mi madre junta estas cosas de hace años. Cuando volvimos acá a la casa de Talcahuano, empezamos a rescatarlas, sacarlas de sus armarios y muebles, reordenarlas. Fue lo mejor de la vida. Hay muchos Perromuerto que se donarán a la Caja de la buena fe, revista que para mí fue paradigmática.
6.- Necesito otra mesita de noche.
7.- En el interior de las muchas rarezas literarias habían aún otras: ciertas cartas, papeles, dedicatorias del 94 en adelante que se fueron olvidando. Una carta me llamó la atención... dentro suyo un folleto amarillo: Primera Feria del Libro de Talcahuano: 18 al 23 de noviembre de 1998. Colegio Etchegoyen. Proyecto del Fondo Nacional del Libro y la Lectura. Y atrás: un saludo de Leocán Portus Govinden.... Cómo les quedó el ojo.
8.- Entre el despelote de los años, sobrevive una edición de La Divina Comedia que está para la santa cagada. En la primera página (no tiene portada), arriba a la derecha un lápiz viejo garabatea: " 1 - 6 - 23 ". Eso es sexy.